Violent Violet




Había estado ignorandome durante dos días, no respondía llamadas ni mensajes.
Yo tenía mis sospechas acerca de una amante.

Apareció el lunes por la noche vestido de una manera sumamente vulgar. Había tomado un poco de ketamina. La mirada de sus ojos incendiados se impactaba una y otra vez contra la mía.
La incomodidad se le escurría entre los pantalones. Se tocaba el cabello una y otra y otra vez.

No me dirijió la palabra en toda la cena, tuve 3 intentos de contacto físico, brutalmente rechazados. Fue entonces cuando decidí correrlo sin hacer más embrollo. El se puso de pie, tomó su chamarra de piel, nerviosamente se la cayeron unas monedas. Huyó.
Yo estaba demasiado bebida, me quede sola en dos segundos, atónita ante su frialdad, congelada.
Un mar de paranoia comenzó a inundarme. Pensé que quizá él me había visto un par de días antes con Eduardo, su mejor amigo. Mi presión sanguínea comenzó a bombear sangre en mis grandes venas de la misma manera en que Eduardo bombeaba su pene en mi boca.

Recordé cada uno de los lugares a los que habíamos ido, ¿En dónde me pudo haber visto?, ¿Fui muy obvia? Le había dejado marcas en el cuerpo. Estaba segura de que Darío reconocería mis uñas enterradas en Eduardo.

Lavé los trastes muerta de miedo, escuchaba voces y sonidos. Tuve que quitar la música para controlar cada sonido en mi mente. Miré una película, me desvestí y fui a la cama.
Esa noche mientras estaba dormida Darío y Eduardo entraron a mi casa,
entraron a mi cama y me violaron.

Desde hace 3 meses cada lunes por la noche ejecutamos a la perfección el mismo juego. Fuera de eso, mis contusiones y hematomas son totalmente normales.



para la serie moscasmuertas.com

Ass Fix E 8




"El punto de encuentro de los amantes es el delirio de desgarrar y ser desgarrado. Ninguna comunicación es más violenta".
- Georges Bataille -



Fue hace 4 días cuando me violó en la azotea de su casa alrededor de las 3 a.m. El traía puesto un pasamontañas y mientras me encerraba en una jaula para tender la ropa me penetró como si quisiera que brotara su semen de mi garganta. La noche estaba llena de relámpagos.

Fausto era 20 años mayor que yo, y olía bien, cosa que me disgustaba ligeramente, Fausto no era su nombre real. Nunca pude pronunciar su nombre, era demasiado hippie. Se había tatuado una sierra eléctrica encima de la cicatriz más grande de todo su cuerpo, había sobrevivido múltiples batallas, peleas callejeras, break hearts y todo tipo de hazañas anti heroicas. Era un warrior de verdad. Tenía las vidas de mil gatos.

Nos conocimos en un tugurio de Garibaldi un domingo no triste. Encendió un cigarrillo y le pedí que me regalara unas fumadas. Al hacerlo me exigió que lo mojara. Le dije que estaba demasiado encocada y mariguana como para tener saliva. Entonces él repitió la orden, y yo de inmediato entendí a que se refería. Me dirigí al baño de féminas y haciendo muy bien mi tarea
me introduje el cigarrillo en la vagina. Lo humedecí, regrese y se lo planté en la boca.
Creo que eso fue amor a primera vista.

Nos besamos en el Tokio Rose y peleamos un poco. En su casa escuchamos a The exploited y brincamos drogados de un balcón. Lograba mantenerme en estado de alerta constante, ese hombre respiraba peligro. Sus sábanas y las mías sudaban nuestros fetiches realizados: cera caliente , rosarios introducidos, humillación y placer caligulesco. Por fortuna las camas jamás contarán las historias de las cuales han sido participes. Fausto me abría la entrada a los placeres mas perversos. Había un campo magnético entre nosotros. Ayer mientras sonaba su despertador me asfixió.



I want again but violent more violent
para la serie moscasmuertas.com